martes, 1 de julio de 2008

¿Qué es el Karate-Do?


El kárate, karate o Karate-Do (空手道, karatedō?, "el camino de la mano vacía")[1] es un arte marcial de origen japonés. Surge oficialmente en el año 1933, a partir de los sistemas de combate existentes en Okinawa y se populariza en el Japón. Se caracteriza por el empleo de golpes de puño y patadas, aunque no restringe su repertorio sólo a ellos. Los practicantes de este arte son denominados karatecas



Historia del Karate-Do


La mano de Ryukyu


De acuerdo a la leyenda, el kárate se origina con las prácticas físicas desarrolladas por el maestro Bodhidharma (達磨, Daruma Taishi) para los monjes del templo Shaolín, en China. Sin embargo, poca certeza hay respecto a estas afirmaciones y a la existencia del mismo Bodhidharma.
Si bien no hay registros que lo confirmen, se sabe de la existencia de un sistema de combate en el reino de Ryukyu (actualmente Okinawa) denominado simplemente Te o Ti (手, mano) en japonés y ryukyuense, respectivamente. Las primeras referencias[] de la influencia de otras artes datan de fines del siglo XIV, con la llegada de expertos chinos en quánfǎ o kempo (拳法, 'quánfǎ o kempo'), gracias a los vínculos comerciales existentes entre el continente y el reino de Ryukyu.
El énfasis en el uso de técnicas de lucha sin armas se debe a las prohibiciones al porte de armas que afectaron al reino de Ryukyu en el siglo XV, impuestas por el rey Shoshin y luego en el siglo XVII, debido a la invasión del clan Satsuma.

La era Meiji


Durante el siglo XIX, se encontraban establecidos ciertos estilos, de acuerdo a una división regional. Así, las principales variantes del Te practicadas en Okinawa eran Naha-Te, Shuri-Te y Tomari-Te, entre otras. Cada una de ellas contaba con características particulares, tanto en las técnicas como en los métodos de práctica. En este período, tres figuras se encargan de sistematizar y revivir la práctica del karate: Kanryo Higaonna (Naha-Te), Sokon Matsumura (Shuri-Te) y Kosaku Matsumora (Tomari-Te). En 1872, el emperador Meiji establece el clan Ryukyu como sus representantes en el territorio. Siete años más tarde, el gobierno Meiji dicta la abolición del clan Ryukyu y crea la prefectura de Okinawa.
Los términos empleados en esa era para denominar, de manera general, a estos estilos fueron Te o Ti (手, 'Te o Ti' literalmente, "la mano"), Okinawa-Te (沖縄手, 'Okinawa-Te' literalmente, "la mano de Okinawa") y Tote, Tode o Todi (唐手, 'Tote, Tode o Todi' literalmente, "la mano de la dinastía Tang"; sin embargo, la traducción correcta sería "la mano de China").

La mano vacía


En 1901, las escuelas de la prefectura de Okinawa adoptan el todi como parte del programa de educación física. En esta época, Anko Itosu (糸洲安恒, Itosu Ankō) cambió la pronunciación de 唐手 desde todi a karate. Entre 1904 y 1905, Chomo Hanashiro empieza a emplear por primera vez los kanji 空手 en lugar de 唐手. En 1933, el capítulo Okinawa de Dai Nihon Butokukai reconoce al kárate (空手, karate) como arte marcial[.

Vestimenta


En el karate se utiliza un karategi, el cual está formado por tres elementos, el Gi o chaqueta, el Obi o cinturón y el pantalón, el color de este debe ser blanco, ya que dicho color refleja la pureza de los practicantes, y es un elemento indispensable para la práctica de la disciplina.
Otras fuentes hablan que el color blanco del traje de karate representa a una vestimenta fúnebre, por lo cual, el Budoka o Karateca se enfrenta a la batalla de entrenar sin miedos. Éste simbolismo vendría de la tradición de los samurais y que hoy debe entenderse como la vacuidad mental que debe tener el practicante en el Dojo.

Cinturones

Los cinturones son siete, y se empieza con el blanco para los principiantes. Con el aprendizaje progresivo de las técnicas se va subiendo de nivel y va cambiando el color del cinturón. Al blanco le siguen (por orden de menor a mayor) el amarillo, el naranja, el verde, el azul, el marrón y finalmente el negro. Una vez se es cinturón negro, se sigue aumentando progresivamente en grados (llamados danes). Existe hasta el 10º dan. Entre cada color existe otro cinturón que es la mezcla entre su cinturón anterior y el que le sigue. El nombre de estos cinturones se pronuncia diciendo primero el color del cinturón anterior y luego el color al que se pasa posteriormente; se les da a los alumnos que todavía no son muy grandes, para evitar su aburrimiento al tener que esperar para pasar de un cinturón a otro, son los siguientes: blanco-amarillo, amarillo-naranja, naranja-verde, verde-azul y azul-marrón. Después de este último se pasa al marrón y seguido de éste, se pasa directamente al negro.
Tradicionalmente sólo existían dos cinturones: blanco para el soninza (alumno) y negro para el sensei (maestro). Existían otros cinturones, pero no globalmente aceptados: blanco-negro en función del dan, rojo para los grandes maestros...
Posteriormente se establecieron los kyus o cinturones de nivel inferior. Estos son equivalentes a los actuales cinturones de color y nombrarlos como tal es la actitud correcta, teniendo en cuenta que la numeración es en orden inverso (de décimo a primer kyu). Los danes o cinturones de nivel superior se representan con el color negro, sin obviar variantes como cintas o colores mixtos, según el dan. La numeración es ascendente, de primer a décimo dan. Esta numeración varía según la escuela, siendo lo habitual en la actualidad diez grados, pero manteniéndose en escuelas tradicionales un sistema de cinco danes.

Objetivo de Karate-Do


La máxima del maestro Gichin Funakoshi fue Karate ni sente nashi, que significa que en el karate no existe el ataque, considerándose el karate un medio para la evolución personal a través de técnicas físicas. El karate se caracteriza por procedimientos y normas de respeto y etiqueta, debido a su origen en el espíritu del Bushido japonés.
El karate es también un gran sistema de defensa personal que ayuda a canalizar la impulsividad de la persona a través de la gran actividad física que se realiza. Es un inmejorable sistema para el desarrollo físico, pues pone en juego todos los sistemas del cuerpo y los amplía al tiempo que favorece todos sus funcionamientos; aunque lo principal es que desarrolla la personalidad y el carácter de quien lo practica, siendo éste su verdadero objetivo.
La práctica de este arte tiene un impacto positivo en el bienestar psicológico de sus practicantes5 . Su carácter de práctica de grupo ayuda a que la gente se relacione de mejor manera, a los niños que son algo tímidos le ayuda a desenvolverse y a los más inquietos les ayuda a canalizar sus energías.

Parábola




Existe una historia que refleja el sentido del karate. Es una parábola acerca del Do (camino) y un hombre insignificante.
Un karateka preguntaba a su Sensei: ¿Cuál es la diferencia entre un hombre del Do y un hombre insignificante?
Parábola [editar]
Existe una historia que refleja el sentido del karate. Es una parábola acerca del Do (camino) y un hombre insignificante.
Un karateka preguntaba a su Sensei: ¿Cuál es la diferencia entre un hombre del Do y un hombre insignificante?
El Sensei respondió: "Cuando el hombre insignificante recibe el primer Dan, corre rápidamente a su casa gritando a todos el hecho. Después de recibir su segundo Dan, escala el techo de su casa, y lo grita a todos. Al obtener el tercer Dan, recorrerá la ciudad contándoselo a cuantas personas encuentre."
El Sensei continuó: "Un hombre del Do que recibe su primer Dan, inclinará su cabeza en señal de gratitud; después de recibir su segundo Dan, inclinará su cabeza y sus hombros; y al llegar al tercer Dan, se inclinará hasta la cintura, y en la calle, caminará junto a la pared, para pasar desapercibido. Cuanto más grande sea la experiencia, habilidad y potencia, mayor será también su prudencia y humildad".El Sensei respondió: "Cuando el hombre insignificante recibe el primer Dan, corre rápidamente a su casa gritando a todos el hecho. Después de recibir su segundo Dan, escala el techo de su casa, y lo grita a todos. Al obtener el tercer Dan, recorrerá la ciudad contándoselo a cuantas personas encuentre."
El Sensei continuó: "Un hombre del Do que recibe su primer Dan, inclinará su cabeza en señal de gratitud; después de recibir su segundo Dan, inclinará su cabeza y sus hombros; y al llegar al tercer Dan, se inclinará hasta la cintura, y en la calle, caminará junto a la pared, para pasar desapercibido. Cuanto más grande sea la experiencia, habilidad y potencia, mayor será también su prudencia y humildad".

Fundamentos de Karate-Do

El Karate-Do es un camino de superación personal y como tal hay que despojarse (al menos dentro del Dojo) de los malos pensamientos y las malas actitudes, pensando siempre en un práctica limpia y sana.
La práctica del Karate no se refiere tan sólo al desarrollo técnico de los movimientos, el ejercicio físico, el estudio de los katas y la pelea. También debe ir de la mano del desarrollo teórico la parte humana y la parte espiritual, el crecimiento como personas y ciudadanos ejemplares que unidos por el bien común benefician a la
sociedad.
Para lograr esto, el Karate posee
principios y objetivos comunes para el crecimiento de sus alumnos, respeto, justicia, armonía y esfuerzo son los primordiales.
La ética del Karate-Do posee principios fundamentales que conforman al código del
Bushido, y estos son:
La Rectitud: Ser capaz de tomar una decisión sin vacilar. Ser justo y objetivo en toda circunstancia.
El Coraje: afrontar el reto de tomar decisiones.
La Bondad: ser magnánimo, paciente y tolerante.
La Cortesía: el respeto y las buenas maneras del comportamiento.
El Desprendimiento: actuar desinteresadamente, sin egoísmos y generosamente.
La Sinceridad: decir siempre la verdad, defender ésta y ser fiel a la palabra dada.
El Honor: aprecio y defensa de la dignidad propia.
La Modestia: no ser soberbio ni vanidoso.
La Lealtad: no traicionar a nadie, ni a uno mismo, ser fiel a las propias convicciones.
El Autodominio: tener control sobre los actos, emociones y palabras.
La Amistad: entregarse en un todo, saber compartir y ayudar.
La Integridad: tratar a todos por igual, defender la verdad y ser fiel a los compromisos.
Generosidad: dar sin pedir nada a cambio.
Imparcialidad: emitir juicios de acuerdo a la verdad.
Paciencia: es tolerar lo intolerable.
Serenidad: control de los impulsos ante conflictos y dificultades.
Autoconfianza: creer en uno mismo.